Como el principio que equilibra las asimetrías en las capacidades, necesidades y aportaciones de los involucrados en nuestras intervenciones, a partir de las posibilidades de unos que complementan las carencias y limitaciones de otros para lograr el beneficio común, de este modo se asegura que todos tenemos algo único e importante que aportar en las intervenciones para lograr los objetivos deseados.