Entre los temas más controvertidos de la agenda de la presente administración federal está el de la inseguridad pública en todo el territorio nacional. Para ello, en el Plan de Paz y Seguridad Nacional de Andrés Manuel López Obrador, se establece la creación de la Guardia Nacional como responsable de la prevención del delito y la preservación de la seguridad en todo el país .
Este organismo estará a cargo de las fuerzas armadas y el Presidente encabezará un gabinete de seguridad que vigilará la actuación del mismo.
La figura de la Guardia Nacional no es nueva para México. Sus orígenes datan de 1824, cuando ya se había establecido en la Constitución; este cuerpo de seguridad se instauró para dar seguridad en los estados, era exclusivamente para la vigilancia local y los jefes se nombraban también, de manera local. Se conformaba por comerciantes, terratenientes, artesanos y jornaleros, entre otros. Las edades para pertenecer oscilaban entre los los 18 y los 50 años de edad y era obligatorio, quien no quería servir debía pagar para su dispensa.
Su misión se vio modificada en los tiempos de Santa Anna, ya que integró a la Guardia Nacional al Ejército para fortalecer sus filas ante la guerra con Estados Unidos de Norteamérica. La restauración de la República en 1879 eliminó esta figura para facilitar el proceso de paz en todo el país.
Es importante recalcar que, en estricto sentido, la Guardia Nacional era temporal, conformada por civiles y comandada por la autoridad local, como el gobernador, por lo que la figura de Guardia Nacional que pretende crear López Obrador dista mucho de la concepción original y esto es uno de los muchos factores que causa preocupación en varios sectores de la sociedad mexicana.
La figura de Guardia Nacional que se propone establecer se parece más a la Gendarmería Nacional de Francia, un cuerpo de policía con educación militar y capacitación en temas de inteligencia que depende directamente del Ministerio del Interior.
El modelo, por llamarlo de alguna manera, de López Obrador pretende crearse con elementos de la Policía Naval, Militar y Federal bajo mandos castrenses. Asimismo, busca el reclutamiento de 50 mil jóvenes. Estos jóvenes recibirán una formación integral, bajo tres ejes:
- Axiológico, es decir, valores y virtudes, incluída la disciplina militar y los derechos humanos.
- Técnico-profesional, que incluye adiestramiento policial y especializado.
- Capacitación operacional
Son estos los elementos por los que algunos grupos sociales y expertos en el tema no están de acuerdo, ya que los marinos y militares podrían realizar detenciones arbitrarias, usurpar funciones ministeriales y generar, a su vez, abusos e injusticias. Además, la presencia de las policías naval y militar sería permanente, lo cual no permitiría fortalecer a las policías locales.
En un país libre, soberano y democrático no puede estar en manos de la fuerzas armadas la prevención del delito, ni la seguridad pública, pues los militares están para defender la soberanía nacional.
La ciudadanía, expertos nacionales e internacionales en los temas de seguridad, intelectuales, representantes empresariales y sociales tendrán la oportunidad de presentar sus inconformidades y recomendaciones para la creación de esta nueva figura de seguridad pública en los foros que se están llevando a cabo. Entre los aspectos más recomendados y deseables está que no sea con un mando militar sino civil, pero aún no hay nada establecido. Es un tema controvertido, pero que deberá esperar a las resoluciones finales para emitirse un verdadero juicio al respecto.
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