RODRIGO SÁNCHEZ
UNIVERSITY OF MELBOURNE
ANALISTA INVITADO
El 29 de junio fue un día que rompió la cotidianidad de la CDMX. Cerca de un millón de personas, de acuerdo con cifras de la jefatura de gobierno de la capital mexicana, salieron de sus casas para integrarse a la marcha del orgullo LGBTTQIA. Este 2019, la asistencia a ese evento rompió récord y el sector empresarial tuvo mucho que ver en esto.
Los medios de comunicación reportaban en medio de un mar de lentejuela y banderas multicolor las andanzas de la marcha, que corrió desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo Capitalino. Al mismo tiempo, carros alegóricos circulaban en el trayecto abanderados por el estandarte arcoíris… y el patrocinio de grandes transnacionales como Uber, Grupo Salinas y Grupo Carso, entre otras.
El progresivo interés empresarial por la inclusión se empezó a gestar hace ya varios años y no es fortuito. Un artículo viral de El Financiero, publicado en coyuntura de la marcha capitalina, señala que el ingreso que deja la comunidad LGBT+ se convirtió en fundamental para algunas industrias y su tamaño es superior al del PIB de economías como México, Reino Unido, Canadá y Francia.
Por otra parte, la derrama económica del turismo LGBT+ se traduce en un ingreso de 65 mil millones de dólares en América Latina, siendo la CDMX y Puerto Vallarta dos de los destinos favoritos de la comunidad. Incluso, en la playa jalisciense, se cuentan 12 resorts exclusivos enfocados en este tipo de turismo, cuyo costo por noche ronda los 700 dólares por paquete.
¿Es México el país con más crímenes de odio en contra de la comunidad LGBT+ en América Latina?
Aunque varios medios de comunicación señalaron que México es el país con el mayor número de crímenes en contra de la comunidad LGBT+ en América Latina, cifras de la CNDH señalan que nuestro país ‘ostenta’ un vergonzoso segundo lugar en la región, con 334 crímenes de odio registrados en 2018. A México solo lo supera Brasil.
Mientras que, desde un punto de vista empírico, el aumento de atención por parte de las empresas hacia la diversidad de género se traduce en miles de millones de dólares para sus bolsillos, México aún se debate su calidad como país inclusivo mientras los crímenes relacionados al odio y la intolerancia no ceden.
En este escenario, no basta con que las empresas, la sociedad civil y el gobierno se pinten de arcoíris una vez al año para sumarse a lo que ya parece un ‘compromiso político’, sino que es necesario influir con acciones y campañas concretas para contrarrestar la homofobia, que además de generar odio y división culmina con la comisión de una multiplicidad de delitos.
No basta con un día al año, la diversidad se vive día a día.
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