¿Qué mensaje envía el presidente AMLO al mundo al no acudir a la cumbre del G20?

junio 10, 2019 sustava

 

RODRIGO SÁNCHEZ

UNIVERSITY OF MELBOURNE

ANALISTA INVITADO

 

Si algo caracteriza a la cuarta transformación es la poca ortodoxia política, y la negativa del presidente AMLO de acudir a la cumbre del G20, que se celebrará en Tokio, Japón, el 19 y 20 de junio, es un reflejo fehaciente del nuevo ímpetu ‘antiimperialista’ y ‘localista’ de la administración del mandatario y envía un mensaje bipartita; por un lado afianza parte de su discurso nacional, en el que la ‘austeridad republicana’ forma parte del juego, y por el otro, pone en entredicho la voluntad de su gobierno de abordar los temas coyunturales en política global frente a los ‘grandes líderes’, evidenciando la deficiencia gubernamental en la materia.

 

Las amenazas del gobierno de Donald Trump de la última semana se deben tomar con seriedad. De cara a la elección del 2020 en el país de las barras y las estrellas, el magnate de bienes raíces enfrenta la pérdida de legitimidad ante el electorado y el propio partido Republicano, que empieza a perder la fe ante una posible derrota contra su contraparte demócrata en el fiero camino hacia la Casa Blanca. Su estrategia trae claridad: de ‘último minuto’, Trump pone en jaque a las economías de Norteamérica con la muy posible imposición de aranceles a productos mexicanos, que tienen como paganas a las economías de la región, quienes ya empiezan a tomar medidas ante la crisis que se avecina.

 

Durante la cumbre del G20 se discuten los asuntos en política económica y monetaria de las naciones que la integran, con el objetivo de que los líderes mundiales compartan entre pares cuál es la situación que enfrentan en sus propios países, así como posibles soluciones a los problemas que encara la economía global en diferentes escenarios. Este año, Trump y López Obrador empiezan a dibujar un panorama complejo en el que los nacionalismos jugarán un rol fundamental.

 

La tibieza de Ebrard y la indecisión de la Hacienda de Urzúa. ¿Podrán enfrentar el cuestionamiento?

A pesar de que el apuntalamiento de las finanzas públicas de Pemex y una mayor certidumbre aclararon un poco el panorama económico complicado con el que dio inicio la finanza pública de la cuarta transformación de López Obrador, el gobierno de Donald Trump no se la quiere poner sencilla al político tabasqueño, ni a la institución central, Banco de México.

 

Por otra parte, el viernes por la noche, el canciller Ebrard llegó a un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos en el que, en aras de detener las amenazas arancelarias del mandatario del país vecino, se desplegarán 6,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para prevenir el influjo masivo de migrantes centroamericanos al país. Con esto, la política exterior mexicana adquiere una nueva tonalidad que, si bien no es de sumisión ante un poder extranjero, si reitera el compromiso del lopezobradorismo con el cumplimiento de objetivos en común con el polémico gobierno de Trump.

 

En medio de este contexto, el hecho de que el presidente AMLO no acuda a la cumbre del G20 refuerza una posición cómoda para sus posiciones gubernamentales de austeridad y, a su vez, manda un preocupante mensaje: los acuerdos y posiciones de los secretarios de la 4T no necesariamente están en mímesis con los del presidente.

 

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