¿Cómo ha cambiado la polarización social en la 4T?

 

JORDE DE LA CRUZ

 

Cada 6 años el país se sumerge en un periodo de esperanza e incertidumbre. El contundente triunfo electoral del Presidente en las elecciones de julio pasado no dejó espacio para la confrontación. El apoyo observado en las urnas no se había visto desde inicios del nuevo milenio, con la caída del partido predominante por más de medio siglo.

 

Este hecho parecía suficiente para que el país se “tranquilizara” y comenzara un nuevo periodo de armonía social y reconstrucción de la vida pública nacional. Pero no fue así, más bien aperturó el inicio de grandes debates, al lanzar más leña para avivar las llamas de la “polarización social”.

 

Ya han transcurrido los primeros 100 días de la denominada “Cuarta Transformación”, pero parece como si el nuevo gobierno tuviera más meses al frente de las decisiones públicas del país. Lo anterior debido a que, al parecer, el nuevo estilo de gobernar se sustenta en la confrontación, en el señalamiento público y en el desdén de lo construido con anterioridad.

 

Aunado a la tradición de cambiar el logo, eslogan y colores institucionales, así como los nombres de programas sociales y dependencias de gobiernos, también se han materializado algunas reformas a la estructura orgánica de la administración pública, como la creación de la Guardia Nacional.

 

Pero lo anterior resulta anecdótico, frente a la práctica cotidiana de hacer comparaciones, no solo con la administración federal anterior, sino con otras que tienen décadas de haber concluido. Así como con los titulares de diversos organismos autónomos.

 

Este nuevo estilo de gobernar ha traído un sin fin de temas al escrutinio de la opinión pública. Ejemplos sobran, solo por mencionar algunos: la eventual desaparición de las estancias infantiles, la construcción de una termoeléctrica y refinería, el combate al huachicoleo y la nueva estrategia contra el crimen organizado, la confrontación con las calificadoras sobre el perfil de riesgo, tanto de PEMEX como del país, entre otros más.

 

De igual modo, el Congreso de la Unión no ha coadyuvado a disminuir la polarización de la sociedad. Un tema tan controvertido como la legación del aborto, por ejemplo, ha puesto en alerta a los principales grupos, tanto opositores como defensores. Así como algunas ocurrencias de iniciativas, que no serían tomadas en serio, de no ser por el hecho de que son emanadas de Legisladores pertenecientes a la 4 Transformación.

 

Algunas de ellas son malas interpretaciones de las declaraciones del Presidente. Como aquella iniciativa para desconocer, por decir lo menos, a las calificadoras y prohibir que realicen su trabajo en el país.

 

Desafortunadamente, en estos primeros meses de la nueva administración se ha hablado más de decisiones del Ejecutivo Federal que del desempeño de los nuevos programas. El Plan Nacional de Desarrollo sigue en estructuración, con los resultados de las consultas públicas.

Éste es un documento relevante para observar las distintas estrategias que emprenderá la administración federal los siguientes 5 años, donde lo estratégico o la visión de largo plazo debe anteponerse a lo coyuntural o mediático.

 

Es cierto, no ha pasado el tiempo suficiente para evaluar al nuevo gobierno, al menos deberá pasar 1 año, antes que los indicadores económicos muestren una tendencia estructural. Al día de hoy se carece de un plan maestro, el cual se encuentra en construcción. Pero casi todos los días se debaten las formas, objetivos y metas del nuevo gobierno.

 

Desafortunadamente, en nuestro país, los periodos de calma postelectoral son estrechos. En pocos meses los ciudadanos de diversos estados del país irán de nuevo a las urnas, iniciando un nuevo periodo de confrontación y polarización de ideas.

 

Es cierto que nunca en la historia de la humanidad han existido tantas diferencias entre generaciones, pero es necesario que el país se reconcilie, los acuerdos resurjan, para que todos los sectores de la población podamos coexistir con cierta armonía y que, como país, podamos alcanzar las metas históricas: erradicar pobreza, igualdad y seguridad.

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