El término innovación se refiere a todo aquel cambio que trae consigo una serie de novedades y adelantos que rompen el esquema actual. Si bien la innovación se emplea dentro de muchos ámbitos, el término ha significado una fuente de seguridad al tratarse de negocios que se enfrentan a cambios internos, la competencia y factores externos que provocan una necesidad urgente de cambio. Adoptar la innovación desde un punto de vista organizacional se fundamenta en la creación de valor para los clientes y consumidores, al combinar su modelos de negocios y la tecnología necesaria para maximizar su margen de ganancias y minimizar costos innecesarios.
En general cualquier organización es susceptible a la innovación, mediante cambios dentro de sus procesos de logística, fabricación, comercialización y de atención de clientes, aunado a que los cambios sean internos, pueden ser de tres tipos:
- Incremental: Consiste en pequeños cambios sustanciales en los procesos actuales.
Semi-radical: Es un cambio fundamental en el modelo de negocios (comercial) o en el modelo tecnológico que use la organización.
Radical: Consiste en una modificación completa que incluye tanto el modelo comercial como el tecnológico.
Para llevar a cabo la innovación es necesario enfocarse en los siguientes aspectos de acuerdo a la variante que se quiera modificar (comercial o tecnológica):
- Comercial:
- Propuesta de valor: Se trata de una modificación dentro del producto o servicio ofrecido, ya sea como un producto totalmente nuevo o un relanzamiento.
- Cadena de suministro: Consiste en un cambio del proceso de logística que abarca desde el trato inicial con proveedores de materia prima hasta la comercialización del producto final.
- Cliente objetivo: Abarcar nuevos mercados y nichos específicos de clientes provoca una cambio en la fabricación y comercialización del producto.
- Tecnológica:
- Oferta de productos y servicios: Optimizar los procesos de venta mediante la tecnología existente, aprovechando las bondades de la maximización de la eficacia que dan.
- Tecnologías en proceso: Innovar en los procesos de manufacturación, logrando minimizar mermas y los costos.
- sOptimizar la tecnología: La inversión que se haga en cuanto a los cambios debe ser acorde a los resultados que se espera obtener, teniendo en cuenta siempre una maximización de los recursos actuales y de la rentabilidad y una minimización de los costos.
Teniendo en cuenta lo anterior, se debe considerar armar dos tipos de estrategias que busquen fomentar la innovación interna, cada una se debe emplear en circunstancias específicas:
- Estrategias “Jugar para ganar”: Se emplean normalmente para empresas que buscan cambios semiradicales o radicales, que compiten en industrias con baja o mediana competitividad; sin embargo, resultan muy costosas su empleo, ya que son cambios que involucran todos los procesos de la organización aunque trae como mayor beneficio un incremento en la participación del mercado de los negocios que lo usan.
- Estrategias “Jugar para no perder”: En estas estrategias se emplea la innovación incremental y se puede usar en mercados e industrias altamente competitivas o de alta regulación, al apostar poco en la innovación, las posiciones dentro de la participación en el mercado son altamente cambiantes.
Independientemente de las estrategias a usar, se deben seguir los siguientes pasos para iniciar con el proceso de innovación:
- Estructura del proyecto de innovación: El inicio del proceso debe consistir en fomentar la participación proactiva de los colaboradores en virtud de que puedan expresar su ideas basadas en la solución de un problema organizacional o bien, enfocado a maximizar sus oportunidades, una vez generadas las ideas en grupos interdisciplinarios se deben someter a un análisis de factibilidad.
- Diseñar el proceso de innovación: Para el proceso se debe de contar con los siguientes elementos que garanticen una puesta en marcha exitosa de las ideas de innovación: eficiencia (procesos coordinados que garanticen una rápida ejecución de la idea), comunicación (contar con canales de comunicación que garanticen que la información fluya de manera rápida y sin tantos “ruidos”), coordinación (el trabajo interdisciplinario debe estar sincronizado para obtener el mayor provecho de las ideas), aprendizaje (toda la información que da la implementación de la idea, sirve como aprendizaje para futuras referencias) y alineamiento (los objetivos de la innovación deben ser siempre similares o iguales a los objetivos organizacionales).
- Empleo de técnicas de evaluación de la innovación: En todo momento, desde la creación de la idea hasta su implementación, se deben considerar las medidas necesarias para que existan métricas cuantitativas y cualitativas que determinen tanto la factibilidad de la idea, así como el nivel de aprovechamiento que se tenga, de este modo es posible saber si existen desviaciones para tomar las medidas necesarias.
- Incentivar el proceso de innovación: La generación de ideas creativas, así como su perfecta ejecución, deben estar sometidas a una serie de recompensas de acuerdo a los colaboradores que participen, considerando que algunos serán motivados por la pasión personal o la visión colectiva de beneficio organizacional o bien, mediante premios económicos.
- Crear una cultura de innovación: Para garantizar que el proceso de innovación sea un pilar organizacional recurrente es necesario crear una conciencia colectiva de los beneficios que traen estos procesos, recalcar la importancia para el personal así como para la organización, recompensar las ideas creativas.
Datos bibliográficos
Dávila, T., Epstein, M. y Shelton, R. (2005). Cómo poner en práctica la innovación: Cómo administrarla, medirla y obtener beneficio a partir de ella, Ed. Wharton School Publishing.
Lecturas de interés
- Debruyne, M. (2014). Customer Innovation. Customer -centric strategy for enduring growth. London, UK. Kogan Page.
- Kaplan, S. (2012). The business model innovation factory. New York, USA. Wiley.
- Moote, I. (2014). Design Thinking para la innovación estratégica. Barcelona, España. Empresa Activa.
- Keeley, L., Walters, H., y Quinn, B. (2013). Diez tipos de innovación. La disciplina de lograr avances revolucionarios. Nueva York, EUA. John Wiley & Sons.
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