ISAÍ GONZÁLEZ
De acuerdo con el INEGI, el Producto Interno Bruto (PIB) observó un crecimiento de 1.7 por ciento en términos reales durante el último trimestre del año anterior y en comparación con el mismo trimestre de 2017. Considerando este dato, la economía reporta un crecimiento anual de apenas 2.0 % durante 2018. Dicha cifra es inferior al 2.4 y 2.7 por ciento observados en 2017 y 2016, respectivamente. Es decir, durante los últimos tres años de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto la economía disminuyó su ritmo de crecimiento; aún así, el PIB promedió alrededor del 2 % durante todo el sexenio, resultado congruente con la cifra históricamente conocida para nuestro país.
Sin embargo, la preocupación entre los mercados ha crecido debido al desgaste del escenario actual. Y es que durante el último trimestre de 2018, el IGAE, indicador del comportamiento de la economía real en el corto plazo, mostró severas señales de agotamiento, pues pasó de observar un crecimiento de 3.1 % en septiembre de 2018, a 0.2 por ciento en diciembre de 2018, caída que no se presentaba desde el periodo 2008 – 2009, por la crisis financiera denominada subprime.
La desaceleración que la economía viene dibujando desde octubre del año pasado se explica por una importante contracción de las actividades industriales, en específico, de la producción petrolera (menos 8 %) y de la construcción (menos 3.9 %). A su vez, el sector servicios vio reducciones importantes en el turismo (1.6 % menos) y en las actividades del gobierno (3.8 % menos). Cabe mencionar que estos datos aún no contemplan los problemas generados por el desabasto de combustibles en enero pasado, las pérdidas económicas por los bloqueos de vías ferroviarias, ni las huelgas sindicales en algunas empresas manufactureras del norte del país al inicio del año. Debido a ello, los indicadores podrían debilitarse aún más. Es decir, aún no hemos visto lo peor.
Las modificaciones que el Banco de México ha realizado a las estimaciones de crecimiento confirman el deterioro de la economía nacional. En noviembre de 2017 pronosticó un rango de crecimiento de 2.2 % – 3.2 %; mismo que modificó en agosto de 2018 para ubicarlo en 1.8 % – 2.8 %. Posteriormente, en noviembre de 2018 lo modificó nuevamente y lo estimó en 1.7 % – 2.7 %. Días después de que el INEGI diera a conocer los resultados revisados del PIB y del IGAE, el Banco Central redujo por tercera ocasión su rango estimado de crecimiento y lo señaló en 1.1 % – 2.1 %, estimación que se ubica por debajo del pronóstico realizado por el Gobierno Federal, de 1.5 % – 2.5 %.
En concordancia, los especialistas en economía redujeron su estimación de crecimiento de 1.8 % a 1.64 % durante 2019 y de 1.91 % para 2020. Para ellos, con el escenario presente será casi imposible alcanzar la meta del gobierno de crecer al 4 % durante el sexenio.
Entre las principales recomendaciones que se pueden realizar se encuentra el fortalecimiento del marco macroeconómico y la resolución de los problemas estructurales e institucionales que desincentivan la inversión productiva en el país. Es ahora cuando el gobierno debería poner toda su maquinaria en operación a fin de crear un ambiente atractivo y confiable para la inversión privada, si su deseo es crear bienestar para la población. A fin de cuentas, las empresas crean más del 95 % de los empleos en el país.
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Mónica
Muy bueno
sergio garcia
Completamente de acuerdo