La infraestructura en el próximo sexenio

El domingo 1° de julio se efectuaron las elecciones para renovar el Poder Ejecutivo Federal, el ganador fue el Lic. Andrés Manuel López Obrador, quién recibió la constancia de mayoría por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el pasado miércoles 8 de agosto. Con este hecho, se oficializa el inicio del periodo de transición entre ambas administraciones (saliente y entrante), el cual culminará el 1° de diciembre con la toma de protesta del nuevo presidente.

 

Se vislumbra que el nuevo Ejecutivo Federal emprenderá una serie de transformaciones profundas en la administración pública del país. Al menos, así lo indican sus declaraciones en temas como la implementación de una austeridad presupuestal, cambios en la estructura orgánica pública, la descentralización de dependencias de gobierno, el desarrollo de grandes proyectos de obra pública, entre otros rubros.

 

Todos los temas son relevantes, vistos desde las finanzas y la administración pública. Aunque, en esta ocasión, nos centraremos en las obras de inversión con mayor presencia mediática que han sido anunciadas hasta el momento.

 

Según datos de los Presupuestos de Egresos de la Federación, aprobados entre 2012 y 2018, el gasto público en inversión pasó de 672 mil millones de pesos a 643 mil millones de pesos aproximadamente, lo que representa una reducción de 24% en términos reales.

 

La caída en el presupuesto de inversión pública ocasionó la cancelación de diversos proyectos a través de los años, como el tren rápido México-Querétaro y el Tren Transpeninsular de Quintana Roo. Por su parte, la nueva administración pública federal pretende elevar el gasto en inversión a un 5% del PIB, a diferencia del 2.6% que representa actualmente. Para esto, será necesaria una intensa reingeniería presupuestal en toda la administración pública, mientras tanto, ya existen proyectos que han sido anunciados (en algunos casos revividos) y otros vigentes que están en proceso de evaluación.

 

El próximo titular de la Secretaría de Hacienda, el Dr. Carlos Urzúa, ha señalado que uno de los principales objetivos de la nueva administración federal es recortar el gasto corriente, para poder reasignar recursos a proyectos de infraestructura, programas sociales y reducir el nivel de endeudamiento público.

 

Tren Rápido en la Península de Yucatán


Uno de los megaproyectos anunciados desde hace tiempo es la construcción de un tren turístico (maya) que, de realizarse, partiría de Campeche, pasaría por Mérida y Cancún, hasta terminar en Palenque; tendría aproximadamente 1,500 kilómetros de vías que atraversarían gran parte del sureste de la Península de Yucatán. El costo aproximado de esta obra es de 150 mil millones de pesos y se tiene planeado que la licitación se encuentre lista en diciembre próximo.

 

La obra no está fuera de polémica, ya que uniría algunos destinos turísticos (como Bacalar y Calakmul) que tienen una infraestructura turística “modesta” en comparación con ciudades como Cancún o Mérida. Es oportuno recordar que en la actual administración fue cancelado por falta de recursos un proyecto similar para unir a la ciudad de Mérida con Cancún (tren ligero), que se calcula hubiese costado aproximadamente 30 mil millones de pesos.

 

La construcción del tren turístico maya, estiman las nuevas autoridades, duraría 4 años. Para lograrlo se emplearía inversión pública y privada; por parte de la hacienda pública la recaudación sería a través de un cobro de derechos a los visitantes y el pago de impuestos al hospedaje que actualmente es de 500 pesos (de forma local). Se estima que recauden unos 28 mil millones de pesos por estos conceptos, por lo cual la iniciativa privada tendría que invertir aproximadamente 122 mil millones de pesos.

 

Nuevas Refinerías

Uno de los principales proyectos “insignia” mencionados durante campaña por el nuevo presidente es la rehabilitación y modernización de las seis refinerías que existen en el país, para lo cual se estima una inversión pública de aproximadamente 50 mil millones de pesos.

 

Asimismo, se anunció la construcción de 2 refinerías nuevas y una de tamaño mediano. Al respecto se prospecta que tardarían 3 años en construirse (cada una), con un costo de 160 mil millones de pesos, aproximadamente. El objetivo central de estos proyectos de infraestructura es disminuir la dependencia energética con los Estados Unidos.

 

Como cualquier megaproyecto, no se encuentra libre de polémicas. Por un lado, la producción petrolera ha disminuido, con una producción promedio actual de 2 millones de barriles diarios, cuando hace 15 años era superior a los 3 millones de barriles diarios. Se estima que las actuales refinerías trabajan a un 40% de su capacidad. Al respecto, el nuevo presidente anunció una inversión cerca a los 75 mil millones de pesos para hacer perforaciones y pozos petroleros, con el fin de aumentar la producción de hidrocarburos.

 

Nuevo Aeropuerto de la CDMX

La construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) es el megaproyecto más relevante de los últimos años (sexenio), anunciado desde 2014, es también el más polémico. La actual administración pública impulsó el proyecto que, estimaron, costaría alrededor de 212 mil millones de pesos (costo actualizado a 2018).

 

Sin embargo, desde la campaña electoral, el ahora nuevo presidente electo hizo diversos señalamientos respecto al tema: desde el cancelamiento de la obra; la revisión de las licitaciones para hacer los ajustes que fuesen necesarios; hasta que sea pagado principalmente por la iniciativa privada. Probablemente en los próximos días conozcamos el futuro de este megaproyecto.

 

La realidad es que es necesario un nuevo aeropuerto en la capital del país, ya que el actual se encuentra saturado. Por otro lado, existen análisis que indican que las propiedades geológicas de los terrenos para el NAICM no son las óptimas. A su vez, el costo de esta obra es elevado para la situación actual de las finanzas públicas y la opción alterna de construir 2 pistas más en una base aérea no convence 100% a los expertos. Lo cierto, es que la resolución y destino final del NAICM es un tema de interés nacional que siguen de cerca también inversores internacionales.

 

Comentarios finales

El objetivo de impulsar el gasto público de infraestructura física es una buena noticia para la economía mexicana, ya que es un motor importante del Producto Interno Bruto. No obstante, se requiere una fuerte reingeniería administrativa que libere recursos para este fin, así como garantizar una rentabilidad suficiente para que los proyectos sean viables y atractivos para los inversores.

 

Solamente de los tres megaproyectos mencionados en este análisis se requerirían 425 mil millones de pesos (contemplando que continúe la construcción del NAICM), lo cual  representaría el 66% del presupuesto de un año destinado a la inversión pública (es cierto que los proyectos son multianuales, pero además hay que contemplar el gasto en construcción de carreteras, escuelas, hospitales, entre otros.). El reto presupuestal es mayúsculo, especialmente porque no se contempla incrementar impuestos ni la deuda pública.

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