ISAÍ GONZÁLEZ
El pasado domingo 9 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cumplió sus primeros 100 días de gobierno desde que asumió el poder, en diciembre de 2018. A diferencia de lo que muchos de sus opositores vaticinaban, con escenarios catastróficos y de tintes apocalípticos, la transición ha sido por demás ordenada y comienza a mostrar sus primeros frutos. Si bien es cierto que durante el primer cuatrimestre se presentaron situaciones que ponían en entredicho la capacidad de respuesta del gobierno, hasta el momento han logrado sortearlo y mantener la aprobación de la ciudadanía.
En estos primeros 100 días, López Obrador hizo lo que podría llamarse “un rasurado completo” de gastos de gobierno, considerados innecesarios y que molestaban sobremanera a la opinión pública, entre los principales: eliminación de privilegios económicos de la clase política, recorte de sueldos de los altos funcionarios públicos, venta del avión presidencial, apertura de la casa presidencial (Los Pinos), supresión de pensión a los expresidentes, desaparición del Estado Mayor Presidencial y despido de miles de empleados del gobierno.
Por otro lado, redujo el IVA e ISR en la frontera norte del país, implementó nuevos apoyos económicos para sectores vulnerables de la población (estudiantes de niveles básicos, medio superior y superior, así como el incremento a la pensión de adultos mayores). Finalmente, inició el combate al huachicoleo (pese a la crisis de desabasto de combustibles que se instaló en diferentes regiones del país), canceló de manera definitiva el aeropuerto de Texcoco y aprobó la reciente creación de la Guardia Nacional. Si pudiéramos encasillar cada una de las acciones realizadas en una categoría, creo que sería en alguna de estas tres: combate a la corrupción, seguridad y economía.
Personalmente creo que la administración de AMLO se centrará de manera específica en estas tareas a lo largo del sexenio. Esto resulta ser, a su vez, una decisión políticamente estratégica ya que, acorde con consultas realizadas por casas encuestadoras, entre ellas Mitofsky, a los mexicanos les preocupa, en primera instancia, el tema de la economía y la inseguridad, incluso por encima de la corrupción. Los resultados son más que evidentes, pues el presidente reporta los niveles de aceptación más elevados de los últimos 5 sexenios, considerando que ahora existen redes sociales y el flujo de información que no existía con los gobiernos más viejos.
La importancia de los 100 días es que dan muestra de lo que podría ser el estilo de gobierno durante el resto del sexenio; es decir, se centrarán principalmente en fortalecer la economía, debilitar la inseguridad y erradicar la corrupción de las actividades gubernamentales. No obstante, será trascendental la rapidez con la que el gobierno realice los cambios más controversiales (como hicieron con la Guardia Nacional), pues ahora gozan un nivel de aprobación del 67 – 80%, lo que equivale a una carta de consentimiento por parte de la ciudadanía que le permite hacer lo que quiera, además de la ausencia de contrapesos reales. No sabemos si dichas circunstancias se mantengan en el mediano plazo, por ello es fundamental aprobarlas de manera expedita.
Nos esperan meses de cambios importantes, habrá que estar pendientes de ellos para conocerlos a detalle.
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