Antecedentes
Cada año la Secretaría de Hacienda elabora el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Actualmente la administración pública cuenta con 1,097 programas presupuestarios[1], cada uno de ellos recibe una asignación monetaria que es aprobada por la Cámara de Diputados.
En este sentido, la planeación del próximo presupuesto (2016) presenta una serie de retos de finanzas públicas. Actualmente, existen varios factores que están disminuyendo la captación pública de recursos monetarios, debido principalmente al desplome de los precios internacionales del petróleo (50% de su valor, en comparación con el año pasado).
A principios de año, se anunció un recorte presupuestal de 124 mil 300 millones de pesos, equivalente a 0.7% del PIB para el presupuesto federal de 2015. Dos meses después, el 31 de marzo, se informó un nuevo recorte, aunque ahora para el 2016: aproximadamente 135 mil millones de pesos menos para el presupuesto del próximo año.
Lo anterior ha incentivado la planeación de una reestructuración del gasto público federal, empleando para tal propósito una metodología de presupuesto base cero. El epicentro de la actual estrategia de optimización del gasto público es por la caída del precio de la Mezcla Mexicana de Exportación (MME).
No obstante, los efectos del alza en la cotización de los hidrocarburos van más allá de las finanzas públicas nacionales. El estado actual, las causas, así como las consecuencias de la caída de los precios internacionales del petróleo se analizan a continuación.
El precio de la Mezcla Mexicana de Exportación (MME)
A inicios del nuevo milenio el precio de la MME se ubicó en los 20 dólares por barril con petróleo, alcanzando un máximo histórico de 120 dólares por barril a mediados de 2008. Al estallar la crisis financiera internacional (gestada en los Estados Unidos), el precio de la MME se desplomó en una caída vertiginosa que llegó hasta los 33 dólares por barril, en diciembre del mismo año.
A partir de entonces, el precio de la MME fue recuperando su valor: entre los años 2010 y 2014 el precio del petróleo mexicano osciló en una banda cercana a los 100 dólares por barril; sin embargo, un nuevo desplome se suscitó a mediados del año 2014 y descendió hasta los 40 dólares por barril a principios de 2015. El precio de la MME no se ha recuperado (ver gráfica anterior) y actualmente se encuentra cerca de los 50 dólares por barril.
Cabe señalar que este fenómeno afecta a todos los países petroleros y sus respectivas mezclas: tanto el West Texas Intermediate (WTI, referencia en Estados Unidos) como el Brent del mar del Norte (referencia en Europa) cotizan muy por debajo de sus valores del año pasado.
¿Por qué disminuyó el precio del petróleo a nivel internacional?
La disminución de los precios del petróleo se debe principalmente a 2 razones: la primera es debido a una menor actividad económica mundial (y por lo tanto una menor cantidad demanda de combustible), ya que las naciones no han logrado salir de la crisis económica de 2009; la segunda se debe a un exceso de oferta, producido principalmente por el auge del esquisto en Estados Unidos (petróleo en roca). Otro factor, que no ha contribuido a la recuperación de los precios internacionales del petróleo, es que en esta ocasión los países miembros de la OPEP no restringieron su oferta[2].
Algunos analistas sugieren que actualmente se está librando una especie de “guerra fría” entre países productores de petróleo. Mientras que países como Venezuela han solicitado que la OPEP realice recortes como en antaño, otros como Arabia Saudita han optado por continuar con los mismos niveles de producción, con el objetivo de ganar mayor cuota de mercado (no han logrado consenso dentro de la organización). Esto se ha vuelto un juego de estrategias de producción y precios: una baja cotización del petróleo podría desalentar a diversos productores de esquisto (que tienen mayores costos de producción o extracción), desplazando a competidores en el mercado.
Ante el escenario antes señalado, es poco probable que en el mediano plazo los precios internacionales de los hidrocarburos vuelvan a cotizar en niveles cercanos a los 100 dólares por barril.
¿Qué efectos produce los menores precios de los hidrocarburos?
Como se señaló anteriormente, las finanzas públicas del país son las que han resentido el menor nivel de ingresos por concepto de venta de petróleo. Un menor gasto público no es una buena noticia para el crecimiento económico.
Aunque todavía se está analizando la estructura programática para el próximo año, la cancelación de los proyectos del tren transpeninsular en el sureste del país y el tren rápido entre México-Querétaro, son ejemplos que sugieren que la inversión pública será menor que la esperada, situación que podría repercutir de forma negativa en el crecimiento del PIB.
Ante el compromiso de no incrementar los impuestos en lo que resta del sexenio, el gobierno federal se encuentra entre la espada y la pared: aunado al anuncio antes señalado, también se comprometió a mantener un déficit presupuestario cada vez menor, es decir a disminuir la brecha entre los egresos e ingresos públicos, comprometiéndose a retornar al balance presupuestal en 2017 (déficit 0).
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda, los ingresos acumulados hasta mayo de 2015 por la venta de petróleo han disminuido en 40%, en comparación con el mismo periodo de tiempo del año anterior. Si se proyectan estos resultados para todo lo que resta del año, los ingresos petroleros podrían pasar de 1.2 billones de pesos (2014) a 764 mil millones de pesos en 2015, es decir, 456 mil millones de pesos menos.
En otras partes del mundo, la caída de los precios de los combustibles está creando oportunidades a los empresarios locales, ya que han disminuido los costos (energéticos) de operación. No obstante, en nuestro país este beneficio no se ha reflejado, debido principalmente a que el precio de la gasolina es fijado por la Secretaría de Hacienda y se encuentra controlado. El precio de las gasolinas (Magna y Premium) en México se ha incrementado ininterrumpidamente en los últimos años y actualmente los consumidores mexicanos no tienen acceso a gasolina barata (sólo algunos ciudadanos que pueden cruzar la frontera y llenar sus tanques).
Por otro lado, el precio de la Turbosina (combustible para los aviones) si presenta un comportamiento similar a los precios internacionales del petróleo. En este sentido, un litro de turbosina (9.2 pesos) es más barato que uno de gasolina (13.2 pesos, gasolina magna).
Según el Banco Mundial, entre los años 2005 y 2009, el precio promedio de la gasolina en Estados Unidos fue de 0.97 dólares por litro y en México de 0.86 dólares. Sin embargo, recientemente (2010-2014) la gasolina en los Estados Unidos se ha vuelto más barata (acorde a los precios internacionales del petróleo), disminuyendo a 0.76 dólares por litro; mientras que en México se incrementó hasta 1.03 dólares. Lo anterior señala que la gasolina en nuestro país es más cara que a nivel internacional: el diferencial de precios existente genera en el consumidor un efecto similar a la aplicación de un impuesto.
Elaboración propia con datos de la Secretaría de Hacienda.
Como se observó anteriormente, la Secretaría de Hacienda está capitalizando este impuesto, y actualmente lo ingresa al presupuesto público. En el saldo acumulado hasta mayo de 2015, la dependencia federal ha obtenido casi 100 mil millones de pesos por este concepto.
Consideraciones finales
En un mundo globalizado, el cambio de variables macroeconómicas de corte internacional, como lo es el precio del petróleo, genera consecuencias directas e indirectas en el nivel de vida de los habitantes en todas las naciones.
La actual coyuntura ha puesto en predicamento las finanzas públicas de nuestro país. No obstante, existen otros efectos que podrían ser deseables para los consumidores mexicanos. Por un lado, el precio de la turbosina ha disminuido, lo cual podría incentivar la disminución del precio de los boletos de avión, aunque todavía no existe evidencia estadística que sustente lo anterior.
Por otro lado, una vez que los precios de la gasolina se liberen en nuestro país (2018), los consumidores mexicanos podrían disfrutar de energéticos de menor precio (si los precios se mantienen bajos); así mismo muchos productores podrían reducir sus costos de operación. Ambos efectos podrían generar un resultado (des)inflacionario deseable.
La definición del presupuesto federal para el próximo año se encuentra supeditada a los ingresos petroleros; sin embargo, existen otros elementos que también son relevantes. La revisión y análisis de ellos pueden ser motivos de otra entrega.
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Referencias
[1] Con base en el Comunicado de Prensa 067/2015 de la Secretaría de Hacienda: http://www.hacienda.gob.mx/SALAPRENSA/doc_comunicados_prensa/2015/junio/comunicado_067_2015.pdf, información revisada el 22 de julio de 2015.
[2] En 1999, realizaron un recorte de casi 23 millones de barriles diarios, y con esa acción los miembros de la OPEP lograron que un año después los precios crecieran por encima de los 30 dólares por barril.