Más allá de la democracia

 

Antes que nada, es importante entender que no solo la democracia está en crisis. Lo está de igual forma el sistema económico, la educación, el trabajo, nuestra relación con el medio ambiente, así como los contextos sociales en los que interactuamos con otras personas y grupos.

 

Desde hace 10 años se ha advertido de una recesión democrática a escala mundial, en parte debido al desencanto social derivado de un sistema que ha deshumanizado distintas áreas de nuestra vida y del desconcierto que experimentamos como individuos en una era llena de incertidumbre e inestabilidad.

 

Estamos en la era de la vulnerabilidad social, tierra fértil para el empoderamiento de líderes que acaudillan los temores sociales y encabezan movimientos de regeneración y cambio, pero que también se caracterizan por polarizar a las sociedades de los países, el discurso es este: “estás conmigo y con el pueblo o estás en contra del cambio y del bienestar de todos”.

 

La mayor parte de estos líderes encauzan sus cruzadas en el ámbito político sin saber que la crisis es mucho más profunda.

 

Todos los partidos políticos, tienen la gran oportunidad de reivindicarse y reconvertirse en verdaderas plataformas de empoderamiento ciudadano, al construir nuevas bases sociales a partir de las cuales los individuos puedan afrontar cualquier crisis y desafío.

 

La polarización política que actualmente vivimos, con un partido que domina ambas Cámaras del Congreso de la Unión, así como distintos Congresos Locales, da pie a su imposición, así como al señalamiento continuo, por parte de la oposición, de los errores y fallas que éste cometa. El traslado de esta confrontación a la esfera social es un peligro latente que puede agudizar el desencanto de la democracia y la apatía política en nuestro país.


Todos los partidos deben construir puentes y reconocer aquellos aspectos de sus agendas en los que existen convergencias. Tanto aquellos en el poder, como los que están desde la oposición, deben actuar con gran responsabilidad y pleno conocimiento de los altos costos de una sociedad fracturada.

 

Mensaje a los partidos políticos: “En el mercado actual, hay una gran demanda de certidumbre”. Nuestras conciencias se muestran ajenas a todo lo que ocurre hoy en día y nuestra reacción es defensiva, buscamos culpables, a la par que buscamos salvadores, nos evadimos, nos confrontamos.

 

Los partidos deben salir de la esfera política y acompañar a los ciudadanos en la conformación de espacios que les brinden un cierto margen de control y de maniobra. Los grandes cambios y las transformaciones profundas no se dan por decreto, sino por una nueva conciencia social e individual; no encuentro mejores espacios para lograrlo que los partidos políticos, esto bien, si se ponen las pilas.

 

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