¿México podría sobrevivir a otra pandemia?

 

 

El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) publicó un estudio muy interesante titulado Gasto en Salud y Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el que realiza un exhaustivo análisis sobre el comportamiento de los recursos presupuestarios destinados a atender las actividades del sector de salud pública durante tres etapas: antes de la pandemia de Covid-19, durante la crisis sanitaria en 2020 (como el primer año de pandemia) y finalmente, las asignaciones propuestas en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para 2022.

El objetivo del estudio realizado fue conocer el contexto presupuestario antes de que iniciara la crisis sanitaria, además de identificar la forma en que se ejercieron los recursos públicos para el sector salud a través de reasignaciones presupuestarias (en caso de haberlas), así como contrastar la manera en que la gestión de recursos se apega o desapega a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

De entrada, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud para que cada país destine el aproximado del 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) a su sistema público de salud resulta contrastante con el promedio que México ha destinado entre 2010 y 2022, el cual se ubica entre el 2.5 y el 2.9%, lo que representa menos de la mitad de la sugerencia internacional.

Durante el primer año de pandemia, el gobierno federal aumentó un 3.4% el gasto en salud respecto a lo asignado en 2019, lo que representó una décima parte de lo que se habría requerido para dar una respuesta eficiente a la pandemia, de acuerdo con Oxfam y Fundar, 2021. No obstante, el gobierno federal realizó un incremento histórico del 14.6% para 2022, lo que significó una proporción del 2.93% del valor del PIB, la segunda más alta en la última década, sólo por debajo de la asignación de 2020 (2.95%). Aún así, persiste la brecha histórica de más de 3 puntos porcentuales del PIB para el presupuesto en salud pública.

Respecto a las reasignaciones, las prioridades del gasto en salud cambiaron durante la pandemia pero en 2021 volvieron a su estructura anterior, se identifica un rezago en en infraestructura y financiamiento sostenible. De hecho, preocupa que el incremento propuesto para 2022 se sustenta en fuentes no recurrentes de recursos, lo que significa riesgo para mantener su sostenibilidad. El documento señala que antes de la pandemia, el presupuesto del sector salud se vinculaba en un 68.9% a los ODS; sin embargo, en 2022 sólo alcanzan un 66.3%.

Con dichos resultados, se infiere que las finanzas públicas de México difícilmente lograrían sobrevivir a una nueva contingencia sanitaria, similar a la de 2020.

 

 

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