De acuerdo con el INEGI, la estimación oportuna del PIB señala que durante el tercer trimestre del año la economía mexicana creció a ritmo de 2.7 % real con cifras desestacionalizadas respecto al mismo trimestre del año anterior, mientras que su avance respecto al segundo trimestre fue de 0.9 % en términos reales.
Al interior, las Actividades Terciarias fueron las que reportaron el avance más importante de 3.4 %, seguidas de las Primarias con 2.2 % y las Secundarias con 1.1 %; todas en términos reales y en su comparativo anual. Así, se puede decir que el año terminará con un reporte de crecimiento promedio de 2.18 %, si se considera la estimación realizada por los especialistas en economía consultados por el Banco de México para el último trimestre del año en curso; es decir, el avance será ligeramente menor al crecimiento promedio que ha observando nuestra economía (2.2 %) desde que inició este siglo.
Resulta interesante mirar el promedio que observó la tasa de crecimiento durante el primer año de gobierno desde la transición en 2000. Al concluir el primer año de gobierno de la administración foxista, la economía promedió un crecimiento de -0.56 %, producto de los efectos de la “crisis punto com”. En 2007, el gobierno calderonista observó un avance promedio de 2.28 %. Por su parte, en 2013, primer año de gobierno de Peña Nieto, la tasa de crecimiento económico promedió 1.62 %. Con lo anterior en mente, las expectativas del sector privado para el comportamiento de la economía durante 2019 rondan una tasa promedio de 2.15 %, superior a la que se reportó en el gobierno foxista y peñista, pero por debajo de lo que promedió la economía con Calderón en 2007.
Si el análisis se realiza de inicio a fin en cada periodo sexenal, la tasa de crecimiento suele tomar una forma más divergente. Del tercer trimestre de 2000 al mismo trimestre de 2006, la tasa de crecimiento pasó de 5.37 a 4.72 %; de 2006 a 2012 pasó de 3.3 a 2.8 %; mientras que del último trimestre de 2012 al tercer trimestre de 2018, el ritmo de crecimiento fue de 2.95 a 2.7 %.
Tal parece que la nueva administración antepondrá las decisiones políticas a las económicas, tal como sucedió con el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, lo que significa un rompimiento con el modelo de gobiernos anteriores. Por nuestra parte, seremos testigos de los resultados positivos o negativos que el nuevo modelo traiga consigo. Unos dirán que es lo mejor, otros que es un error. Al final, los datos se encargarán de decir quién tenía la razón y bajo cuál modelo la economía creció más.
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