Las encuestas son una herramienta estadística que permite conocer la opinión (promedio) de toda la población sobre un tema en particular, sin la necesidad de “entrevistar” a todos los habitantes. Lo anterior es posible si se realiza un buen muestreo, es decir, si se obtiene una muestra insesgada (no hay sobrerrepresentación de algún subgrupo). No obstante, en la actualidad las “encuestas” han pedido cierta confianza, sobretodo las relacionadas con con elecciones. Los casos más emblemáticos recientes fueron las fallas para detectar las verdaderas preferencias de los ciudadanos sobre el Brexit y el triunfo de Donald Trump.
En México, durante la campaña presidencial de 2012 se hizo un uso “abusivo” de las encuestas de preferencia electoral. Por lo cual, el Instituto Nacional Electoral (INE) reguló con mayores controles este tipo de encuestas, lo cual se plasmó en varios artículos de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales]:
Artículo 213 (extracto)
El Consejo General (del INE) emitirá las reglas, lineamientos y criterios que las personas físicas o morales deberán adoptar para realizar encuestas o sondeos de opinión en el marco de los procesos electorales federales y locales.
Las personas físicas o morales que difundan encuestas o sondeos de opinión deberán presentar al Instituto o al Organismo Público Local un informe sobre los recursos aplicados en su realización en los términos que disponga la autoridad electoral correspondiente.
La metodología, costos, personas responsables y resultados de las encuestas o sondeos serán difundidas en su página de Internet, por los Organismos Públicos Locales en el ámbito de su competencia.
Artículo 251 (extracto)
Quien solicite u ordene la publicación de cualquier encuesta o sondeo de opinión sobre asuntos electorales, que se realice desde el inicio del proceso electoral hasta el cierre oficial de las casillas el día de la elección, deberá entregar copia del estudio completo al Secretario Ejecutivo del Instituto, si la encuesta o sondeo se difunde por cualquier medio.
Las personas físicas o morales que pretendan llevar a cabo encuestas por muestreo para dar a conocer las preferencias electorales de los ciudadanos o las tendencias de las votaciones, adoptarán los criterios generales de carácter científico, que para tal efecto emita el Consejo General (del INE), previa consulta con los profesionales del ramo o las organizaciones en que se agrupen.
No obstante, y a pesar que el INE desde hace años regula este tipo de encuestas, se ha observado de nueva cuenta un uso desmedido en las presentes campaña electorales. Las redes sociales están viralizando cualquier encuesta o sondeo, hoy en día, cualquiera hace su “encuesta” y tiene su propia verdad.
Requisitos para detectar una encuesta confiable
1.- La casa encuestadora debe estar inscrita o avalada por el INE para difundir resultados de preferencia electoral.
2.- Una encuesta es confiable si muestra su metodología: tipo de muestreo (vivienda, telefónico, redes sociales), tamaño de la muestra, margen de error, fecha de elaboración, entre otros datos. Esta información habitualmente se muestra al final de la misma (parte inferior).
3.- Un sondeo no es una encuesta, y suelen confundirse frecuentemente. Un sondeo es un ejercicio abierto en el cual participa cualquier ciudadano que tenga acceso. Mientras que una encuesta determina de forma probabilística (mediante una metodología estadística científica) la respuesta de un ciudadano y qué proporción de la población piensa igual.
Cabe señalar que la confusión también se genera porque las encuestas generalmente suelen ser contestadas entre 800 y 1,500 habitantes. Mientras que los sondeos pueden llegar a decenas de miles de personas, por lo cual se podría pensar que son más confiables. Sin embargo, los sondeos suelen ser ejercicios sesgados que sobrerepresentan a un grupo o grupos de la sociedad (jóvenes universitarios, personas de una región, ideología o intereses similares a quién realiza el sondeo, etc.), por lo cual, sus resultados no coinciden necesariamente con lo que opina la población en su conjunto (o en promedio).
4.- Tipo de encuesta. El método por el cual se realiza una encuesta puede variar los resultados. En general las encuestas “cara a cara”, o también conocidas como de “vivienda” pueden ser relativamente más precisas que las telefónicas. En estas últimas existe una mayor probabilidad que amas de casa o personas de la tercera edad están parcialmente sobrerepresentadas, además suelen presentar una mayor tasa de rechazo (no contestar la encuesta). No obstante, las encuestas por vivienda suelen ser más onerosas y tardadas de procesar.
¿Es posible que con una encuesta de 1,000 personas se pueda conocer la opinión de todo el país?
Esta duda es muy común entre los electores. Un tamaño de muestra de 1,000 personas (encuestadas) podría reflejar la opinión y preferencias electorales de 89 millones 418 mil 243 de mexicanos (lista nominal, al 27 de abril de 2018), la respuesta es “Sí”.
La teoría estadística, en especial las técnicas de muestreo nos sugieren diversas “fórmulas” para estimar la cantidad de encuestas necesarias para realizar un estudio. Lo anterior, con base en la población total y del tipo de muestreo que vayamos a realizar. Para fines prácticos y de ejemplificación se utilizará una fórmula estadística (básica) para obtener el número de encuestas considerando un tamaño infinito (para poblaciones mayores a 100,000 habitantes) y con respuestas de proporciones (sí o no).
n = [Z2 * p * (1 – p)] / e2
Donde,
n = es la cantidad de encuestas que requerimos.
Z = Es un valor estandarizado que va desde -4 hasta 4. Dicho valor dependerá del nivel de confianza que deseamos que tenga la encuesta, generalmente un 95% de confianza es un valor aceptable. En dicho caso le correspondería un valor de Z = 1.96.
p = Es igual al valor o proporción de la respuesta correcta o de estudio, cuando dicho valor se desconoce, es común utilizar el valor de 0.5.
e = Es el error de muestreo, y es un valor que nosotros definimos, es común observar encuestas con un valor entre 3% y 5%. Cabe señalar, que si se desea un menor de error de muestreo, la cantidad de encuestas crecería demasiado.
Utilizando los valores comúnmente utilizados (Z =1.96; p = 0.5 y e = 5%) y reemplazándolos en la fórmula, se obtiene que el valor de “n” es de 384.16.
En resumen, para una población mayor a 100 mil habitantes, con tan solo 385 encuestas sería factible obtener las preferencias electorales de todos ellos. Cabe señalar, que las encuestadoras utilizan métodos más sofisticados y precisos de muestreo. Por tal motivo sus encuestas suelen ser de al menos de 1,000 encuestas, para reflejar las preferencias electorales nacionales.
Comentarios finales.
Las encuestas electorales se pueden considerar como fotografías de las preferencias electorales, y en realidad eso son. Los resultados de una encuesta solo son válidos para el periodo de tiempo en que fue levantada. En este sentido, las preferencias electorales pueden cambiar significativamente en un par de días o semanas. Además que los resultados entre encuestas (serias) pueden variar por factores como: fecha de levantamiento, método de muestreo, diferencia en las preguntas para captar la preferencia electoral, tasa de rechazo, entre otras.
Las encuestas son herramientas estadísticas que tienen una alta complejidad técnica. Para que sean confiables, deben cumplir con una serie de requisitos. En resumen, se pueden considerar confiables las encuestas que estén avaladas por el INE, muestren su metodología, siendo más precisas las realizadas en vivienda y con menor error de muestreo (mayor cantidad de encuestas).
Por último es oportuno señalar, que los resultados de una encuesta no se pueden interpretar tal y como aparecen en la infografía o gráfica, sino que deben utilizarse elementos como el error de muestreo, para una adecuada interpretación. Por ejemplo;
El candidato A tiene 40% de las preferencias electorales.
El candidato B tiene el 35% de las presencias electorales.
El error de muestreo o margen de error es +/- 4%.
Lo anterior, indicaría que el candidato A en realidad tiene una intención de voto que va de un 36% hasta un 44%. Mientras que el candidato B obtendría una votación entre el 31% y el 39%. En este sentido, existe la posibilidad que el candidato A tenga una intención real de votación de 36% (valor inferior) y el candidato B en 39% (valor superior), haciendo que el segundo lugar en realidad sea el primer lugar, o también existe la probabilidad de que ambos candidatos tengan 39%. En otras palabras, no existe la certeza (estadística) de quién en realidad vaya ganando la elección. En estos casos, es cuando se declara un empate técnico.