Inflación en EU aumenta preocupación por una recesión económica

 

 

La Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos informó que el Índice de Precios al Consumidor repuntó durante el mes de junio hasta una tasa anualizada del 9.1%, su mayor variación en las últimas cuatro décadas. De acuerdo con los servidores estadísticos, el repunte inflacionario viene precedido por un aumento del 59.9% en el precio de las gasolinas, un 38.4% en el servicio de gas, 10.4% en el precio de los alimentos y un 11.3% en el de los vehículos nuevos.

El incremento del índice de precios aumenta las expectativas del mercado para un nuevo aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed), lo que aumentaría las posibilidades de una recesión para la economía más grande del mundo, que a su vez afectaría a México en una instancia inmediata. En el comparativo mensual, el nivel general de precios en los Estados Unidos avanzó 1.3%, su mayor variación desde 1980.

Hay que señalar que la tendencia de los bancos centrales se caracteriza por un endurecimiento de la política monetaria como la principal herramienta para frenar el crecimiento de los precios. Así, después de conocer los niveles inflacionarios del mes de junio, la mayoría de los analistas coinciden en que se podría presentar un alza de 75 puntos base en la tasa de interés pero no se descarta la posibilidad de un aumento de 100 puntos, por primera vez en la historia de la Fed. Aumentar el costo del crédito prácticamente significa alimentar una posible recesión económica, la evidencia histórica sugiere que el costo de no combatir el incremento de los precios es un problema mucho mayor en el mediano plazo.

Los especialistas estiman que la tasa de interés de los Estados Unidos podría cerrar el año en un nivel superior al 3.0%. México por su parte, estaría imitando las decisiones de política monetaria de la Fed pues necesita garantizar la brecha de rendimientos que los bonos mexicanos ofrecen sobre los estadounidenses a fin de evitar una salida masiva de capitales en busca de mejores rendimientos en el mercado norteamericano.

La recesión en la región seguiría el camino del encarecimiento del financiamiento, la desincentivación del consumo privado pues será más rentable adquirir activos financieros que comprar bienes y servicios, una disminución de la inversión fija bruta, así como la contracción del motor exportador mexicano pues la demanda de exportaciones observaría una caída durante el segundo semestre del año. A todo lo anterior se sumaría un contexto de volatilidad financiera a nivel global cuyas repercusiones se verán reflejadas en los tipos de cambio, especialmente en las monedas de las economías emergentes. En el caso de México, aún se descarta una recesión pero se prevé una ralentización del crecimiento económico.

 

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