Hace unos días el Presidente Enrique Peña Nieto presentó al país la iniciativa de reforma energética bajo un escenario nacional de suma expectación. Después de que el PAN y actores como Morena, el IMCO, la Canacintra, el CIDAC, entre otros han presentado sus planteamientos, se puede apreciar con claridad que el común denominador es que Pemex no puede incursionar sólo en las áreas de exploración y producción en lo que se refiere a lutitas y aguas profundas.
-“El futuro nos alcanzó”- Título idóneo Hace unos días el Presidente Enrique Peña Nieto presentó al país la iniciativa de reforma de la película de la realidad mexicana. Culturalmente, hemos demostrado ser reactivos y no previsores en la planeación del desarrollo del país. La mayor parte de las políticas públicas en México encuentran su origen en la corrección de problemas y no en la construcción del futuro óptimo. Ya lo decía David Shields en su libro “Pemex un futuro incierto” -hace más de 10 años- que si México no comenzaba a explotar petróleo en aguas profundas en las próximas dos décadas, es muy probable que no lo hiciera nunca y que no se llegara a beneficiar jamás de estas reservas, ya que llegará la era del hidrógeno y de las fuentes alternativas de energía, desplazando al petróleo.
Año 2013. Diez años después y seguimos debatiendo si es conveniente dejar que entren los que saben y que han demostrado que pueden. Coincido con los chauvinistas amantes de las novelas de conspiración en que Pemex puede capacitarse en el know how de explotación de hidrocarburos no convencionales; pero aprender a hacerlo, le ha tomado a países como Canadá y Estados Unidos (ahora potencias energéticas), años de investigación y desarrollo y de experimentación. Un poco de pragmatismo no hace daño. Para cuando se decida el futuro de Pemex, seguiremos legislando de forma correctiva y reactiva. Energía no es sólo petróleo. Seguimos viendo el desarrollo del país bajo el filtro del vocablo “petro”.
Es importante entrar de lleno a la explotación de hidrocarburos no convencionales, pero también lo es, ver hacia el futuro. Preocupa el hecho que sólo en el discurso se habla que la reforma energética debe contemplar una matriz más diversificada de fuentes de energía; pero en todas las propuestas de reforma energética sólo se aborda el tema del petróleo y de la electricidad generada a partir de gas y de plantas de ciclo combinado (dos generadores, uno de vapor de agua y otro de la combustión de gas). ¿Dónde quedó incursionar en la energía del futuro?
En México existe un precedente legislativo en torno a fuentes alternativas de energía en materia de biocombustibles. En el 2008, durante la gestión del expresidente Felipe Calderón, se aprobaron tres leyes que han quedado en el baúl de los recuerdos: La Ley General de Cambio Climático, la Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía y la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos. ¿Y porqué en el baúl de los recuerdos?
Durante el 2012, algunos miembros de Grupo Sustava participamos en la elaboración de un estudio en el cual analizamos la situación de los bioenergéticos en el país; especialmente el caso del biodiesel y del bioetanol. A continuación menciono algunos de los resultados más importantes que arrojó dicha investigación:
- La producción mundial de biodiesel se ha incrementado 700% en el período comprendido entre 2004 y 2009.
- La producción y el consumo mundial de biodiesel se incrementarán en los próximos años debido a los compromisos adquiridos por los gobiernos de diferentes países en disminuir su dependencia de combustibles fósiles.
- En México -a pesar de existir un marco jurídico- las autoridades no han establecido una estrategia contundente para apoyar la industria nacional del biodiesel.
- Pemex se constituye como un elemento estratégico para desarrollar la industria nacional del biodiesel, pero actualmente no existe interés de su parte por adquirir este bioenergético de productores nacionales. Antes bien, importa del extranjero.
- Pemex está obligada a comercializar gasolinas y diesel ultra bajos en contenido de azufre y actualmente está importando este tipo de gasolinas en un margen de 118 mil barriles diarios de gasolina Magna UBA y 28 mil barriles diarios de Diesel UBA. En vez de estas importaciones, Pemex pudiera estar utilizando mezclas de biodiesel y bioetanol y dar un paso importante para el desarrollo de una industria de bioenergéticos en el país.
Estos son sólo algunos puntos a destacar, pero también la falta de decisión de crear un mercado interno para biocombustibles está propiciando que muchos proyectos de inversión se vengan abajo. Un ejemplo es el del empresario Alberto Santos Boesch director general del Grupo Santos cuya intención era invertir 100 millones de dólares a través de un proyecto que buscaba construir 60 plantas de etanol a base de caña de azúcar y con ellas obtener una producción anual de 10.8 millones de metros cúbicos de etanol, equivalentes a 68 millones de barriles. Pero ante la falta de certidumbre en el país, decidió cancelar el proyecto.
En otros países la industria de los bioenergéticos está constituyendo un sector promisorio para pequeñas y medianas empresas, pero también para empresarios locales. En países como Colombia y Jamaica se ha desarrollado una plataforma de producción de biocombustibles con la que surten a los fabricantes de gasolinas. En una década, con un PIB menor al de México, estos países lograron conformar una serie de plantas de biocombustibles, las cuales actualmente producen 7 mil y 10 mil barriles diarios, respectivamente. Ricardo Santamaría Daza, asesor de prensa del Ministerio de Minas y Energía de Colombia, indica que las autoridades además de un marco regulatorio, han establecido algunos incentivos tributarios y financieros para facilitar su producción, comercialización y hasta el consumo en ellos.
Otros países como Brasil, Estados Unidos, Alemania, entre otros; no sólo han creado una legislación que regule la industria de los biocombustibles, sino que también, han elevado al rango de mandato constitucional el uso de biocombustibles en la elaboración de gasolinas. Entre todos esto países destaca el gobierno alemán, quienes han creado el Plan SET; plan cuyo principal objetivo denominado 20 – 20 – 20, consiste en reducir el 20% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, una cuota de energía de 20% proveniente de bioenergéticos y una reducción del 20% en el uso de fuentes de energía primarias.
El petróleo es de los mexicanos – mientras dure –, pero es importante ir más allá del discurso y comenzar a establecer acciones contundentes que permitan ampliar la matriz de oferta total de energía en el país de una manera sustentable. La industria del biodiesel en el país es incipiente y no existen los incentivos para que fructifiquen todas aquellas inversiones en el ramo, las cuales, desde hace algunos años siguen en la congeladora; solamente aprovechando algunas alianzas estratégicas con compañías extranjeras que si ven en México una tierra fértil para la producción de bioenergéticos, misma que reintroducen a sus países para poder cumplir con la cuota requerida.
Al igual como ha ocurrido de manera reiterada con Pemex, voltearemos con urgencia a ver el sector de bioenergéticos, ya cuando otros países llevan una ventaja de 15 o 20 años en la maduración de dicha industria. Nuestro país se caracteriza por conceptualizar el conocimiento a través de refranes y fábulas. Esperemos que la frase “el futuro nos alcanzó”, no se convierta en parte del imaginario colectivo. Pero para esto, ocupamos que el gobierno y los distintos actores políticos pongan la muestra.
En Grupo Sustava analizamos distintas industrias y sectores económicos específicos bajo un enfoque integral que abarca diferentes contextos, como el económico, social, político, cultural y medio ambiental.