A 50 años del Movimiento del 68

Mónica Escobedo

 

Los años 60 se caracterizaron por ser una época de grandes movimientos sociales en el mundo. En Estados Unidos de Norteamérica surgieron los movimientos por los derechos civiles, en contra del racismo y de la Guerra de Vietnam, por su parte, los cobardes asesinatos de John F. Kennedy y de Martin Luther King cambiaron la política del país.

 

Francia, mientras tanto, enfrentaba una de las peores crisis: desempleo, huelgas y la división de la sociedad francesa ante la pérdida de colonias en África y Asia, una gran parte de la población apoyaba la independencia de Indochina y Argelia. Estos acontecimientos dieron origen a la creación de organizaciones estudiantiles que hicieron suyos los problemas y salieron a las calles a protestar, la represión policiaca fue tan violenta que provocó muertes y el encarcelamiento de varios líderes.

 

Asimismo, se fortalecía una nuevo bloque de países con un sistema socialista del que surgió una peligrosa rivalidad con los Estados Unidos de Norteamérica, con lo que se dio pie a la llamada Guerra Fría, que durante años amenazó con desatar un conflicto armado entre los rusos y los norteamericanos.

 

América Latina, por su parte, presenciaba la culminación de la Revolución Cubana y el establecimiento de una Cuba socialista, que transitó en los 60 hacia un nuevo régimen económico-social colectivista.

 

México no fue la excepción, en 1968 surgió el Movimiento Estudiantil, que llevó a la represión de más de siete mil estudiantes que protestaban en contra del Gobierno en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

 

¿Cómo surge? ¿Por qué?

 

El 22 de julio de 1968, después de un partido entre estudiantes de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional  y una escuela particular llamada Isaac Ochoterena, surgió una pelea en las calles de Lucerna y Versalles, muy cerca de la Secretaría de Gobernación. La escuela privada sufrió daños; llegaron los granaderos y se desató un enfrentamiento que duró, según las crónicas, más de tres horas, donde la policía abusó de su fuerza. Además, se allanaron las instalaciones de las vocacionales 2 y 5, donde se detuvo con lujo de violencia a profesores, administrativos y estudiantes.  

 

Estos actos provocaron indignación entre profesores y alumnos del IPN y de la UNAM, por lo que las protestas no se hicieron esperar. El 26 de julio se llevó a cabo una marcha a la Plaza de la Constitución para protestar contra las agresiones a los estudiantes, sin embargo no llegaron al Zócalo, ya que fueron brutalmente reprimidos y perseguidos por las calles.

 

Ese mismo día, el edificio del Partido Comunista fue allanado y algunos de sus miembros resultaron aprehendidos. Tres jóvenes murieron, cientos fueron heridos y otros se refugiaron en la Prepa 1 de la Universidad, ubicada en el Colegio de San Ildefonso, donde quedarían sitiados por la policía.

 

Como respuesta a la represión, los estudiantes tomaron las preparatorias 1, 2 y 3 de la UNAM y los enfrentamientos se extendieron a otras escuelas. El movimiento creció de tal forma que parecía incontenible, por ello, Gustavo Díaz Ordaz ordenó la participación directa del ejército y el 30 de julio las tropas militares derribaron de un bazucazo la puerta del Colegio de San Ildefonso, obra de arte labrada en el siglo XVIII.

 

El 1° de agosto, Javier Barros Sierra, rector de la UNAM, izó la bandera mexicana a media asta y con un emotivo discurso se pronunció a favor de la autonomía de la institución que dirigía, exigió la libertad de los presos políticos y, de manera específica, de los estudiantes detenidos. Así fue como surgió el Movimiento Estudiantil del 68, estos actos fueron sólo detonantes para que estudiantes, profesores, intelectuales y sociedad se unieran en contra de un gobierno autoritario y represor.

 

El país vivía en una falsa tranquilidad, pues la prensa era callada. A esto se unió el descontento de algunos sectores como el minero y el de los trabajadores de ferrocarriles, líderes sindicales como Valentín Campa fueron perseguidos, encarcelados en Lecumberri y otros asesinados de manera cobarde. Asimismo, se dio el surgimiento de grupos guerrilleros en las serranías de los estados de Guerrero y Michoacán, comandados por el Profesor Lucio Cabañas, quienes estaban en contra de los cacicazgos, como el de la familia Figueroa.

 

Dentro del Movimiento Estudiantil del 68 se creó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), desde el cual se organizaban las acciones que se emprenderían en contra de la represión. Mientras tanto, los enfrentamientos no cesaban, el Ejército ocupó las instalaciones de Ciudad Universitaria el miércoles 18 de septiembre en la noche. Los líderes del CNH se dividieron en grupos para tener sus reuniones en distintos rumbos de la capital y evitar ser detenidos todos juntos.

 

En la madrugada del 19 de septiembre, soldados y policías vestidos de civil dispararon contra la fachada de los edificios de la Preparatoria 4 y del Colegio de México. Los estudiantes respondieron la agresión al herir en la cabeza al comandante del cuerpo de granaderos Fausto Benítez Barajas. Esa noche se detuvo a más de 1,400 personas, entre las que estaban estudiantes, profesores y civiles.

 

Las protestas continuaron, pero el desenlace fatal llegó el 2 de octubre, cuando el CNH hizo un llamado para un mitin en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

 

Mientras los líderes estudiantiles, desde el tercer piso del edificio Chihuahua, se dirigían a los manifestantes, los soldados armados ingresaban a la plaza, los francotiradores se apostaban en lugares estratégicos y miembros del Batallón Olimpia, vestidos de civiles, se mezclaban entre los estudiantes. De repente, un helicóptero sobrevoló la plaza, lanzando luces de bengala como señal de inicio para el ataque. Así fue como se desató el infierno. Los muertos y heridos se contaban por centenas. Un gran número de estudiantes, entre los que se incluían los líderes estudiantiles, fueron detenidos y llevados a los separos de la policía, a Lecumberri y al Campo Marte, muchos de ellos fueron desaparecidos por el Estado.

 

México estaba en la mira mundial, los Juegos Olímpicos se celebrarían días más tarde en la Ciudad de México, el movimiento tenía que eliminarse de tajo, no importaba la cantidad de muertos. Así fue como se consumó el peor crimen de Estado de nuestro país. Este movimiento marcó un antes y un después en la vida nacional, de él surgieron grupos de guerrilleros urbanos, intelectuales, críticos, así como la formación incipiente de grupos de izquierda.

 

“ El 2 de octubre no se olvida”

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