México, ¿país en bancarrota?

Jorge de la Cruz

 

Nuestro país está experimentado una transición en la dirigencia de la administración pública federal, el próximo 1 de diciembre de 2018 será el cambio de estafeta y entrará en funciones el nuevo presidente y su estructura organizacional. Según las propuestas de campaña expresadas por el candidato ganador es posible que la administración pública en México sufra transformaciones profundas y estructurales.

 

En este periodo de transición, a diario surgen diagnósticos de toda índole sobre la situación actual del país en términos económicos, sociales, educativos, del estado de las finanzas públicas, de la seguridad, de la infraestructura necesaria, entre otros. Recientemente, se introdujo al debate nacional la aseveración de que el país se encuentra en “bancarrota”.

 

Este concepto es más utilizado en el mundo de los negocios y se refiere a la situación de una empresa que ya no genera los suficientes ingresos para mantener su cadena de producción (empleados, maquinaria e instalaciones), mucho menos pagar a sus acreedores. Las opciones para la empresa son pocas: vender activos no estratégicos y acordar una reestructura con sus acreedores y empleados. Si al final esto no es suficiente, el cierre de operaciones será inminente.

 

La administración de un país es sustancialmente diferente a la de una empresa. Las economías nacionales se sustentan principalmente en la producción de los agentes privados, mientras que el gobierno obtiene sus ingresos del cobro de impuestos, derechos y aprovechamientos. Cuando la actividad económica cae significativamente, los ingresos públicos siguen una trayectoria similar y es cuando, generalmente, se hacen recortes al gasto público.

 

Un país también puede tener acreedores, ya que emite deuda pública a través de bonos gubernamentales. Existen casos de impago como el de Argentina en 2001, pero generalmente los países, aún en crisis económicas, solventan estas obligaciones.  

 

Ante estas consideraciones y la pregunta “¿México se encuentra en bancarrota?”, analizaremos la situación de algunas variables macroeconómicas y microeconómicas para brindar un mejor panorama sobre la situación actual del país.

 

Crecimiento del PIB

 

El Producto Interno Bruto (PIB) es la medición más utilizada para analizar la situación económica de un país, es un indicador que muestra la producción de los agentes económicos (privados y públicos), considerado como el valor de todos los bienes y servicios que el país vende en un año, por lo cual también es considerado como una variable que mide el ingreso nacional.

 

Al respecto, en los últimos 18 años, el PIB real (sin contar la inflación) de México ha crecido en promedio 2 % al año. Lo anterior, se puede tomar como un crecimiento bajo-moderado. Cabe señalar que durante este milenio, la caída más importante del PIB se observó en 2009, año en que se sintieron los mayores efectos de la crisis financiera internacional.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En las últimas dos décadas, México no ha experimentado una crisis económica ocasionada por decisiones o factores internos. Solo la disolución del TLCAN podría afectar significativamente la relativa estabilidad económica del país, afortunadamente ya existe un preacuerdo entre México y los Estados Unidos en la materia.

 

Finanzas y Deuda Pública

 

Las finanzas públicas, como las de una empresa, se enfocan en los ingresos y los gastos totales, procurando que estos últimos no sean significativamente más altos durante un periodo prolongado. En México, hasta antes de la crisis internacional, el gasto público era similar a los ingresos que el gobierno recaudaba a través de impuestos, derechos, aprovechamientos y venta de petróleo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desafortunadamente, la crisis internacional de 2009 rompió este balance, el gasto público siguió su sendero creciente (hasta 2017), mientras que la recaudación se recuperó lentamente. Para mantener el nivel de gasto público se recurrió a financiarlo a través de mayor endeudamiento, esto para poder cubrir el diferencial que se observa en el gráfico (gasto público-ingresos públicos).

 

Al igual que el gobierno, las empresas constantemente se endeudan, lo anterior no es del todo malo, ya que permite cierta estabilidad para hacer frente a la operación cotidiana (salarios, insumos, mantenimientos, etc) y realizar inversiones productivas. Sin embargo, cuando el endeudamiento comienza a crecer significativamente puede comprometer las finanzas públicas (y también las privadas), porque cada vez se destinarán más recursos al pago de intereses.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En México, la deuda pública total se conoce como los Saldos Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP). Para su análisis, la deuda total se compara generalmente con el PIB, esto para obtener una medida de “apalancamiento”, es decir, que tan comprometidos se encuentran los recursos públicos en comparación con la generación de ingresos.  

 

De nueva cuenta, la crisis internacional de 2009 disparó la deuda pública del país. Sin embargo, en los últimos seis años experimentó un crecimiento vertiginoso. En 2012 representaba 37.2 % del PIB, mientras que para 2017 ya ascendía a 46 % del PIB, esto representa casi 10 puntos porcentuales adicionales del PIB en endeudamiento.

  

Inflación

 

El nivel de precios de una economía afecta a todos los individuos en un país, pero más a los más pobres, ya que tienen menos medios para solventar la subida de precios. En este caso, una inflación descontrolada afecta mucho las finanzas de los hogares, erosionando el ingreso al perder su poder adquisitivo (se pueden comprar menos bienes y servicios con el mismo salario).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Afortunadamente, en nuestro país las hiperinflaciones ya solo se encuentran en los libros de historia (económica), pues desde hace años, la inflación es menor a los 2 dígitos. El Banco de México (encargado de controlar la inflación) estableció una banda aceptable para la inflación que se ubica entre el 2 % y 4 %. En 9 ocasiones en las últimas décadas se ha cumplido con este objetivo inflacionario.

 

Pobreza

 

Por mandato constitucional, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) es el encargado de medir la pobreza en México, así como de evaluar programas y políticas sociales del gobierno federal. Para tal fin, utiliza una metodología que mide el ingreso de las personas, así como sus carencias sociales (cobertura de salud, educación, características de la vivienda, entre otras).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los cambios metodológicos para medir la pobreza han sido muchos en los últimos años, pero el indicador que estima cuánta población no cuenta con un ingreso suficiente para alcanzar o acceder a un mínimo de bienestar muestra que en las últimas 2 décadas, al menos, el avance para erradicar la pobreza ha sido nulo. Más de la mitad de la población sigue en situación de pobreza.

 

Consideraciones finales

 

El análisis presentado no tiene el objetivo de ser exhaustivo, existen muchas otras variables que pueden presentarse, no obstante se eligieron las más significativas para ejemplificar la situación actual de la economía mexicana.  

 

Hoy en día, existe un crecimiento económico bajo-moderado en el país, insuficiente para solventar las necesidades del país, pero tampoco existen elementos para prospectar una eventual crisis económica de fin de sexenio; la inflación es relativamente baja y no representa una amenaza para el poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos (en el corto plazo).

 

Por otro lado, el gasto público en los últimos años ha crecido más que los ingresos públicos, al crear un déficit en el balance presupuestal (primario). El mayor gasto público ha sido financiado con deuda pública, la cual ha crecido significativamente en el último sexenio. Actualmente es de aproximadamente 46 % del PIB.

 

En contexto esta cifra no es preocupante, otras naciones tienen más apalancadas sus finanzas públicas: Japón (239 % del PIB); Grecia (181.6 %); Italia (132.6 %); Portugal (130.3 %), entre otras, sin embargo no es conveniente que el endeudamiento público continúe en crecimiento, sobretodo si no se aplica a inversiones productivas que mejoren la competitividad del país.

 

Finalmente, el indicador más alarmante es la proporción y cantidad de mexicanos en situación de pobreza. En las últimas décadas, los avances son nulos, más de la mitad de la población es pobre. Cada año. miles de millones de pesos se emplean en programas sociales, que en su conjunto no han ofrecido avances para erradicar este rezago histórico.

 

En conclusión, la expresión “bancarrota” no es la que mejor define la situación del país. Existen vulnerabilidades, como el crecimiento de la deuda pública que, de continuar, pueden comprometer las finanzas públicas del país. El nivel de pobreza es aún el mayor de nuestros retos. Pero también es objetivo señalar que la economía del país se encuentra con cierta estabilidad (baja inflación y crecimiento moderado), un punto de inicio que otros países del continente anhelarían ostentar.

 

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