El Presupuesto de Egresos es la herramienta de política pública más “poderosa” con la que cuenta el gobierno federal. En concreto, porque la repartición del mismo puede influir directamente sobre el desarrollo de económico de sectores productivos y grupos sociales. La distribución del gasto público (presupuesto) nos permite identificar las prioridades de la actual administración, al igual que las omisiones y temáticas menos relevantes para el gobierno federal.
Cada año, la Secretaría de Hacienda realiza la estructura programática del gasto público. Para 2016 se realizó la programación e integración de 851 programas presupuestarios, los cuales son agrupados en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF). La revisión del Presupuesto de Egresos para 2016 es uno de los más interesantes en los últimos años, debido principalmente a que los ingresos petroleros no se han recuperado y los pronósticos para el próximo tampoco son muy optimistas al respecto. Ante el escenario anterior, el gobierno federal tuvo que implementar un programa de reingeniería presupuestaria, además de establecer un fuerte recorte al gasto público. En los primeros meses de 2015, el propio Secretario de Hacienda informó sobre la utilización de la metodología “Base Cero” para la construcción del PPEF 2016, en respuesta a las adversas condiciones internacionales en la cotización del petróleo.
La realidad es que el país requiere un gasto público eficiente, que genere las condiciones para un mayor crecimiento económico y brinde un mayor nivel de vida para la población. Cabe recordar que hace pocos meses se dio a conocer la cifra oficial de pobreza en nuestro país, la cual se incrementó de 53 millones de mexicanos en 2012 a 55 millones en 2014: ¡2 millones más de pobres en 2 años!
La reconfiguración realizada para el PPEF 2016 brinda algunas buenas noticias, como la disminución en el Gasto Corriente (sueldo y salario de la administración pública). No obstante, existen algunos rubros que fueron recortados y generarán un impacto negativo en las perspectivas de crecimiento económico del país, como lo es la fuerte caída en la inversión pública.
¿Cuánto será el gasto público para 2016?
Las cifras monetarias que se manejan en el PPEF son exorbitantes: para 2016 se contempla un gasto público neto de 4.7 billones de pesos. Si se repartiera por igual a todos los mexicanos, nos corresponderían $38,822.37 pesos a cada uno. En valores nominales, la cifra es ligeramente mayor a la del presente año ($38,797.12). No obstante, el gasto público se destina a muchos rubros, tales como pago de deuda, sueldos y salarios, servicios de salud, educación, seguridad pública, becas, subsidios a la población vulnerable, pensiones, carreteras, entre muchos más.
Aunque el Presupuesto para 2016 es el más alto en toda la historia del país, en términos reales (descontando la inflación) presentaría una disminución de 1.9%. En tamaño relativo, el gasto público sería equivalente al 24.7% del PIB. De igual manera, el Presupuesto Neto Total se puede dividir en 2 grandes rubros: Gasto Programable y Gasto No Programable.
El Gasto Programable contemplado para 2016 ascendería a aproximadamente 3.5 billones de pesos, es decir el 75% del gasto público total. Sin embargo, experimentaría una disminución de 5.9% en términos reales. Cabe señalar que el Gasto Programable es el rubro más relevante para el gobierno federal, ya que en este es donde se prospectan los diversos “programas” de su administración.
Por otro lado, el Gasto No programable corresponde principalmente al desembolso para el pago de la deuda pública y el envío de las “Participaciones Federales” a los Estados y Municipios. El gasto por este concepto ascendería en 2016 a 1.2 billones de pesos y tendría un crecimiento en términos reales de 12.1%. El gobierno federal tiene poco margen para determinar este tipo de gasto, ya que son “obligaciones” que debe acatar, es decir el pago de los intereses de la deuda y el reparto de recursos presupuestarios a los Estados y Municipios, los cuales se determinan con fórmulas de reparto que se detallan en diversas leyes aplicables.
¿En qué se propone gastar para 2016?
La estructura del gasto público puede ser sumamente compleja si se desea un análisis desagregado del mismo, ya que existen diversas formas de catalogarlo o clasificarlo. Por tal motivo, el gasto público se puede analizar desde diferentes aristas; sin embargo, lo más importante sería preguntarse ¿en qué se propone gastar para el 2016?.
Para responder al anterior cuestionamiento se puede emplear la clasificación denominada “Económica”, la cual divide al Gasto Público en “Gasto Corriente” y “Gasto de Inversión”.
El Gasto Corriente en términos prácticos corresponde al pago de sueldos y salarios de los trabajadores de la administración pública, el gasto operativo de las dependencias, el pago de pensiones, entre otros rubros. Este tipo de gasto forma parte del Gasto Programable y ascendería en 2016 a 2.8 billones de pesos, con una disminución real de 1.1%. El Gasto Corriente representaría el 80% del total del Gasto Programable en 2016. Lo anterior puede señalarse como una buena noticia, ya que esto significa que el gasto del gobierno federal (Secretarías de Estado, Órganos Autónomos, entre otros) en su conjunto se volvería un poco más “esbelto”, pues se gastaría menos en sueldos y salarios, gastos operativos, entre otros.
Por otro lado, el Gasto de Inversión representa solamente el 20% del Gasto Programable, alrededor de 700 mil millones de pesos (0.7 billones de pesos). En este sentido, la mala noticia es que el gobierno federal planea disminuir el gasto de inversión en 21%, en términos reales. Esto significa menos capacidad para construir puentes, carreteras, escuelas, entre otras obras. Aunque pudiese compensar dicha disminución con inversiones público-privadas, los efectos multiplicadores del gasto público se verían limitados para el próximo año.
Consideraciones finales
El Presupuesto Federal se puede analizar desde varias perspectivas: su estructura emplea diversas clasificaciones que nos permiten comprender la forma en que el gobierno federal asigna prioridades en su mandato, así como qué temáticas son menos relevantes para el mismo.
En este sentido, se observa que para 2016 el gobierno federal se encuentra un poco más limitado para asignar mayores recursos presupuestarios a sus programas. Por un lado, el Gasto No Programable que representan “obligaciones” que no puede dejar de cumplir, se incrementaría en 12%, esto aunado a la baja cotización del petróleo que ocasionó que el Gasto Programable tuviese que disminuir en 5.9%, en términos reales.
En este sentido, el Gasto Programable que representa el presupuesto con mayor margen de maniobra para el gobierno federal, sería distribuido en 80% al Gasto Corriente y el 20% restante a Gasto de Inversión. Ambos conceptos de gasto se reducirían para el 2016, aunque en distintas proporciones: mientras que los sueldos y gastos de operación de la administración pública federal disminuirían en 1.1%, el Gasto de Inversión experimentaría una caída del 21%.
En Grupo Sustava continuaremos dando seguimiento a la evolución de los acuerdos presupuestarios. Consideramos que es un tema prioritario para el desarrollo económico del país, pues creemos que es competencia de todos los mexicanos conocer los pormenores del tema. Si requieres de un análisis a mayor profundidad sobre el impacto de los cambios presupuestales en tu sector, puedes contactarnos en nuestros teléfonos y redes sociales.