Temor por recesión en EU quita presión a los precios del petróleo

 

 

En un intento de compensar la balanza de riesgos que se cierne sobre la economía global debido a la posibilidad de una recesión económica en los Estados Unidos y consecuentemente en los mercados desarrollados y emergentes (China, entre ellos), el precio internacional del petróleo acumula una caída acumulada del 20% en las últimas cuatro semanas, de tal manera que su precio ronda la cotización previa al inicio del conflicto armado entre Rusia y Ucrania.

Algunos podrían preguntarse, ¿cómo es que la amenaza de una posible recesión en los Estados Unidos podría ocasionar que los precios internacionales del petróleo se reduzcan? La respuesta viene de entender parte de la causa que genera el incremento del precio del crudo a nivel internacional. Hemos señalado en entregas anteriores que los proveedores de petróleo son en su mayoría países del medio oriente, miembros de la OPEP, misma que provee el 45% del oro negro en el mundo, lo que significa que tiene un importante poder de mercado, es decir, sus decisiones tienen el poder de determinar el precio del petróleo a nivel mundial.

Dichos países observaron importantes pérdidas financieras durante 2020, año en que la pandemia del COVID-19 paralizó los procesos productivos de diversas industrias en el mundo, lo que provocó que las reservas de petróleo redujeran drásticamente su demanda y generaran importantes costos de mantenimiento y almacenamiento. De hecho, si el lector logra hacer memoria, los contratos de futuros del petróleo West Texas Intermediate (WTI, principal referencia de petróleo para América del Norte) registraron un precio negativo durante la tercera semana de abril del 2020; mientras que el barril de petróleo Brent cotizó un precio promedio de 26 dólares. La producción de petróleo tuvo que detenerse de manera abrupta a niveles mínimos.

La recuperación económica inició a finales de 2020, cuando las industrias retomaron operaciones involucrando una mayor capacidad productiva, lo que significó que la demanda de petróleo aumentó pero la OPEP decidió no incrementar la oferta con la finalidad de que el precio internacional del barril de petróleo creciera y pudieran recuperar parte de pérdidas observadas a comienzos de 2020. Sin embargo, el mundo ha visto los efectos de dicha decisión pues comenzó un proceso inflacionario a nivel global, mismo que se aceleró por la escasez de materias primas y el encarecimiento de los hidrocarburos. Una recesión en la economía más grande del mundo (Estados Unidos) implicaría una nueva caída de la producción, no sólo de ese país, sino del resto del mundo debido a su influencia sobre sus socios comerciales (entre ellos México), lo que significa una nueva caída de la demanda mundial y con ello una disminución de los precios del petróleo, situación que no conviene a los productores del mismo.

 

 

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