Pronósticos de crecimiento económico para México

Isaí González

 

El último trimestre del año acaba de iniciar, la evaluación que puede hacerse del desempeño de la economía es complicada, pues la coyuntura difícilmente permite asignar un solo adjetivo al transitar del quehacer económico dada la multiplicidad de factores que la influyen. Decir con precisión cuánto es que crecerá o disminuirá nuestra economía al concluir el presente año y considerar únicamente el cambio de gobierno sería un error, es por ello que aquí te presentamos los diversos pronósticos de los especialistas en economía, intermediarios financieros, organismos internacionales y de los jóvenes ciudadanos, así como los aspectos a considerar que podrían influir en el avance o deterioro de nuestra economía.

 

Iniciamos con los empresarios. En el mes de agosto, el Banco de México consultó a los especialistas en economía del sector privado acerca del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) para el cierre de año. Los especialistas estimaron un ritmo de crecimiento de 2.14 por ciento durante 2018, cifra que se ubica por debajo de los pronósticos realizados para el mes de junio y julio, de 2.29 y 2.25 por ciento, respectivamente.

 

En la última semana de septiembre, las instituciones financieras y organismos internacionales hicieron lo propio al ajustar sus pronósticos a la baja para la economía mexicana durante 2018. El banco de inversión Barclays redujo su estimación de 2.3 a 2.0 por ciento luego de que en el primer cuatrimestre lo ubicara en 2.7 por ciento. De manera similar, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) reajustó a la baja su expectativa, desde 2.3 hasta 2.1 por ciento. En el mismo sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que una ligera contracción del Producto Interno Bruto se presente durante el último trimestre del año y haga que la economía cierre el año con un avance de 2.2, desde una expectativa de 2.5 por ciento al inicio de 2018.

 

Por su parte, los ciudadanos jóvenes consultados por la encuestadora Mitofsky tienen la expectativa de que la economía mexicana mejorará en el mediano plazo a partir de las elecciones presidenciales del pasado julio; así, poco más del 60% de las personas encuestadas se dijeron satisfechas con el proceso democrático al tiempo que el 67 % piensa que el crecimiento de la economía repuntará.

 

El Banco de México y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) son las instituciones que mantienen el intervalo de crecimiento económico más alto para 2018; Banxico señala que el PIB mexicano podría crecer entre 2.0 y 2.6 por ciento, mientras que la SHCP estima un avance del 2.5 por ciento.

 

Como se observa, las expectativas son divergentes unas de otras y difieren por décimas de punto porcentual, pero todas rondan entre el 2 y 3.0 por ciento. Lo que sí es seguro, es que el crecimiento económico vendrá determinado tanto por factores internos como externos; positivos y negativos. Todo dependerá de cuáles ejerzan mayor presión sobre el transitar económico del país.

 

Entre los factores positivos que podrían impulsar el crecimiento de la economía se encuentran las expectativas generadas por los inversionistas a causa del acuerdo comercial signado entre México y los Estados Unidos a inicios del mes de septiembre, el impulso de la demanda externa y el dinamismo del mercado interno durante el último trimestre del año.

 

En el lado contrario, la guerra comercial que Estados Unidos inició en los mercados internacionales podría desincentivar la inversión, el empleo y el crecimiento económico de los países emergentes. Sumado a lo anterior, la normalización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos significa un incremento de las tasa de interés, lo que ocasiona movimientos masivos de capital desde países emergentes hacia el país del norte, consecuentemente, las monedas locales pierden valor, esto tiene efectos traspaso del tipo de cambio al nivel de precios internos. Por último, un cambio de gobierno siempre implica reemplazo de modelos de manejo de recursos públicos por lo que la inversión pública y privada tiende a disminuir durante el primer año de la nueva administración.

 

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